EL SALMO 110:1 Y LA DISTINCIÓN ENTRE YAHWEH Y EL SEÑOR MESÍAS

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EL SALMO 110:1 Y LA DISTINCIÓN ENTRE YAHWEH Y EL SEÑOR MESÍAS

 

                       Por Anthony F. Buzzard (Unitario)    

 

Si bien los Judíos no pudieron encontrar nada de un Hijo de Dios ya existente, ni mucho menos eterno, en el Antiguo Testamento, esto no ha prevenido a grandes cantidades de estudiantes de la Biblia contemporáneos de probar con seguridad la preexistencia de Jesús, y así, por lo menos, una dualidad en Dios a partir del Salmo 110:1: “El Señor dijo a mi señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Ambos, los Fariseos y Jesús reconocieron que el segundo señor de este verso describía al Mesías prometido. Jesús presentó este texto como un oráculo divino manifestando su opinión del Mesías como ambos, el Hijo de David y el señor de David (Mar. 12:35-37). ¿Entonces qué significa la inspirada afirmación Cristológica cuando llama al Mesías “señor”? Se ha argumentado por algunos que este verso debería ser traducido “Dios dijo a mi Dios...” Ellos insisten que David supo de una dualidad en la Divinidad y bajo inspiración declaró la eterna filiación y Deidad del Hijo, de aquel que vendría a ser el hombre Jesús.

 

     Semejante teoría envuelve un mal uso del idioma Hebreo el cual puede ser fácilmente aclarado. Las dos palabras para “señor” en la oración “el ‘Señor’ dijo a mi ‘señor’” son considerablemente diferentes. El primer “Señor” es Yahweh. Es muy cierto que los textos del Antiguo Testamento que contienen este vocablo son a veces en el Nuevo Testamento transferidos a Jesús cuando él funciona como un agente para Yahweh (Tal como el ángel del Señor que ejerce la autoridad de Yahweh es a veces equiparado con Yahweh). En el Salmo 110:1, sin embargo, no hay duda que el primer Señor mencionado (Yahweh) se refiere a Dios, el Padre, el único Dios de Israel (como así sucede alrededor de 6,700 ocasiones). La segunda palabra para “señor” (aquí, “mi señor”) es adoni, que quiere decir, de acuerdo a todos los  léxicos de Hebreo estándares, “señor,” “amo,” o “dueño”, y se refiere aquí, vía predicción, al Mesías. Si David había esperado que el Mesías fuera Dios, la palabra usada no hubiera sido adoni, sino adonai, un término usado exclusivamente para el único Dios.

 

     El Salmo 110:1 provee la principal clave para el entendimiento de quién es Jesús. La Biblia Hebrea distingue cuidadosamente el título divino Adonai, el Señor Supremo, de adoni, la forma apropiada de dirigirse a superiores angélicos o humanos. Adoni, “mi señor”, “mi amo” en ninguna ocasión se refiere a la Deidad. Adonai, por otro lado, es la forma especial de adon, Señor, reservado para dirigirse al único Dios solamente.    

 

     Un lector de la Biblia Hebrea está entrenado a reconocer la distinción vital entre Dios y el hombre. Hay una enorme diferencia entre adoni, “mi señor,” y Adonai, el Dios Supremo. No menos de 195 veces en el canon Hebreo Adoni señala al destinatario como el receptor del honor pero nunca como el Supremo Dios. Este importante hecho nos dice que las Escrituras Hebreas no contaron con que el Mesías fuera Dios, sino el descendiente humano de David, a quien David reconoció correctamente que sería también su señor.

           

     En un libro dedicado enteramente a un estudio de Salmo 110 en el Cristianismo primitivo, David Hay observa que no hay menos de “treinta y tres citas y alusiones al Salmo 110 esparcidas a través del Nuevo Testamento...muchas de estas referencias aparecen en pasajes de suma importancia teológica.” El Salmo 110:1 está rodeado con “una especial aura de revelación profética.” Está claro de la discusión de Jesús con los Fariseos, así como del Tárgum Judío que refleja una antigua tradición, que Salmos 110:1 señaló al Mesías en su relación con el único Dios. Aquél fue una figura Davídica Mesiánica, “el príncipe del mundo venidero.” Las alusiones del Nuevo Testamento al Salmo 110:1 sugieren que este verso formó parte de los credos Cristianos más tempranos y aún de los himnos. Evidentemente alguna augusta persona, de acuerdo al oráculo divino, gozaría de una posición única al lado derecho de la Deidad. Pero, ¿quién era ésta? ¿El segundo miembro de la Deidad Triuna?

 

     Semejante idea es absolutamente imposible en el contexto bíblico. Lo que el Salmo si provee es una llave inapreciable de la naturaleza e identidad del Mesías como el agente señalado de Dios. En un sermón apostólico crucial, que establecía el fundamento de la fe, Pedro declaró que en su ascensión Jesús, “un hombre a quien ellos habían crucificado,” estaba ahora confirmado en su posición real como “Mesías y Señor” (Hechos 2:22,23,36). Es acá donde encontramos la suprema verdad de la Cristología. Jesús, sin embargo, no es el Señor Dios, Yahweh, sino el Señor Mesías basado, como afirma Pedro, en el oráculo de Salmo 110:1. Es sobre esta definición fundamental acerca de la posición de Jesús que está construida toda la Cristología del Nuevo Testamento. Jesús es el señor a quien David se dirigió proféticamente como “mi señor” (adoni). Jesús es en efecto kurios (señor) pero ciertamente no el Señor Dios. Ese título, adoni, distingue invariablemente a un superior humano del único Dios en el Antiguo Testamento. Es una distinción que es clara y consistente. Adonai, por contraste, señala el único y supremo Dios de la Biblia 449 veces.

 

     Es poco común realmente para los escritos académicos afirmar incorrectamente los hechos acerca de una palabra que aparece en el texto Hebreo o Griego.  Sorprendentemente, sin embargo, un extraordinario error se deslizó dentro de las declaraciones de máxima autoridad en relación con la identidad del Mesías en este crucial pasaje Cristológico en el Salmo 110:1. Ese verso, citado frecuentemente por el Nuevo Testamento, legitima el título “señor” para Jesús. Aun ha sido el objeto de un ataque extraordinario por parte de la pluma teológica. Ni el Hebreo ni el Griego de la Septuaginta y el Nuevo Testamento permitirán que “señor” sea una Deidad. Ambos Testamentos se unen, por tanto, en su oposición a la idea de la Trinidad. Es a Jesús como “señor” que la Iglesia dirige su adoración, servicio e incluso su petición. Jesús, sobre la base del Salmo 110:1, es el señor de David (“mi señor”) y de este modo es “nuestro señor Jesucristo.” El Padre de Jesús permanece sólo como el único Señor Dios, quien es también “El Dios de nuestro Señor Jesucristo Cristo” (Efe. 1:17). “Dios” y “señor” por tanto señalan una diferencia crucial de rango. El Mesías no es un “Dios coigual.”

 

     Note ahora la evidencia de la confusión generalizada en el tratamiento de este Salmo. La posición de Jesús como el adoni humano ha probado ser una vergüenza para la “ortodoxia” más reciente. Un escritor Católico Romano, en un esfuerzo para probar su doctrina tradicional del Hijo eterno, afirma: En el Salmo 110:1 “Yahweh dijo a Adonai: Siéntate a mi diestra.” Este pasaje es citado por Cristo para probar que él es Adonai, sentado a la diestra de Yahweh (Mat. 22:44). Pero Adonai “mi señor,” como un nombre propio es usado exclusivamente para la Deidad, uno de dos, solo o en la frase tal como Yahweh Adonai. Es claro, entonces, que en este Yahweh lírico se dirige al Cristo como a una persona diferente y aún idéntico en                  Deidad.

 

     La información es correcta. El segundo señor del texto Hebreo no es específicamente adonai sino adoni. El último nunca es un título divino. El primero siempre apunta a la Deidad. La totalidad del argumento Trinitario de este Salmo falla porque los hechos del idioma están presentados erróneamente.

 

     En un artículo que aparece en el Evangelical Quarterly, William Robinson afirma con confianza que: “Se ha sostenido y enseñado por mucho tiempo en la iglesia Presbiteriana del Sur que Cristo es Jehová; esto es, que Aquel que fue adorado como Jehová, como hicieron los santos del Antiguo Testamento, sin dejar de ser Dios se hizo hombre “para nosotros hombres y para nuestra salvación”...Pero el profesor Escocés de teología sistemática en Union Seminary, Nueva York, ha retado recientemente esta declaración, escribiendo en The Presbyterian of the South como sigue: “El punto de vista ortodoxo no es ciertamente, que ‘Cristo es Jehová’---Semejante frase es nueva para mí.”

 

El autor luego sostiene que la proposición “Jesús es Yahweh” es un axioma de larga data de la Iglesia y el cenit de la ortodoxia.

 

     Los recelos del profesor del Union Seminary indican una inquietud muy honda sobre la relación del Mesías con Dios. El Dr. Robinson sin embargo argumenta que debido a que Jesús es llamado kurios (señor) él debe ser Dios. El se refiere a Lucas 2:11 el cual introduce al Salvador como “el Señor Mesías” y concluye que esto significa “Cristo-Jehová.” Luego él se vuelve a Hechos 2.34-36, donde Pedro cita el Salmo 110:1 para establecer el rango de Jesús como “señor.” Pero él malinterpreta el texto Hebreo y afirma que Jesús está sentado como “el Señor Adonai a la diestra de Jehová.” “Esta sublime Mesiandad celestial---jerarquizando al escatológico Hijo de Dios, Adonai al lado derecho de Jehová” prueba que Jesús es Jehová.26 Pero los hechos están en su contra. El Mesías no es llamado adonai como él afirma, sino adoni. La Biblia Hebrea no confunde a Dios con el ser humano como lo hacen los Trinitarios.

 

     El famoso Smith’s Bible Dictionary hizo caso omiso del título humano dado al Mesías en el Salmo 110:1 y luego apeló a este texto como evidencia para un Jesús Trinitario: “Por consiguiente encontramos que, después de la Ascensión, los         Apóstoles trabajaron para llevar a los Judíos al reconocimiento de  que Jesús no era sólo el Cristo, sino también una persona Divina, incluso el Señor Jehová. Así por ejemplo, San Pedro, después del derramamiento del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés por Cristo, dice: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36).

 

     Un editor posterior, sin embargo, estuvo preocupado con esta proeza de habilidad, que presentaba a Pedro como un adherente a los concilios posteriores de la Iglesia. Él expidió un correctivo en una nota editorial a pie de página:

 

               Al Atribuir a San Pedro la sorprendente proposición de que “Dios ha hecho a Jesús Jehová,” el escritor de este artículo parece haber pasado por alto el hecho de que kurion (“Señor”) se refiere a ho kurio mou (“mi señor”) en el verso 34, citado del Salmo 119:1 donde el correspondiente Hebreo no es Jehová sino adon, la palabra común para “señor.”

 

     La misma información errónea acerca del crucial título “señor” para el Mesías reaparece incluso en el prestigioso International Critical Commentary on the Gospel of Luke: “En el Hebreo tenemos dos diferentes palabras para señor: ‘Jehová dice a Adonai.’ Siempre se creyó que el Salmo 110:1 era Mesiánico, y que había sido escrito por David.” Hay dos palabras diferentes ciertamente, pero como es informado por el Dr. Plummer, Dios estaba hablándose a sí mismo en lugar de a su agente humano el Mesías. Nuevamente el dogma Trinitario se le hizo retroceder dentro de la Escritura a un costo de cambiar las palabras del texto.                                                                                         

 

     Numerosos ejemplos del mismo error de información pueden ser hallados en los comentarios más antiguos y sorprendentemente también en las notas de la Biblia Scofield sobre Salmo 110:1: “La importancia del Salmo 110 está atestiguado por la sorprendente prominencia dada a éste en el N.T. Este afirma la Deidad de Jesús, respondiendo así a aquellos que niegan el significado completo de su título Neo Testamentario de Señor.” ¿Pero cómo afirma este verso la “Deidad de Jesús” cuando el título Hebreo aplicado a su persona designa, en cada uno de sus 195 ocurrencias, a superiores humanos (y ocasionalmente a ángeles)? La frase “a mi señor” usada en el oráculo dirigido al Mesías en el Salmo 110:1 aparece 24 veces. En estas ocasiones hombres o mujeres la dirigen o aplican a hombres, especialmente al rey. En cada ocasión cuando “mi señor” (adoni) y Yahweh aparecen en la misma oración, como en el Salmo 110:1, “mi señor” siempre contrasta al único Dios con una persona humana.  Los lectores de la Biblia Hebrea están constantemente expuestos a la diferencia entre Dios y sus agentes. “Oh, Jehová, Dios de mi señor (adoni) Abraham.” (Gén. 24:12). “Bendito sea Jehová, Dios de mi amo (adoni), Abraham, que no ha dejado de mostrar su misericordia y verdad hacia mi señor (adoni)” (Gén. 24:27). “Yahweh ha vengado hoy a mi señor (adoni) el rey, de Saúl y de su linaje” (2 Sam. 4:8). El título “mi señor el rey” ocurre frecuentemente como un tratamiento hacia el soberano de Israel.

 

     Los lectores de la Biblia en Español están acostumbrados a reconocer el vocablo “SEÑOR,” en mayúsculas, como la traducción del Yahweh original. También puede que ellos sepan que la forma “Señor” (con S mayúscula) indica el título divino original adonai. En el Salmo 110:1, sin embargo, la distinción está por desgracia perdida---y sólo en este único caso---- cuando el Mesías aparece en muchas versiones como Señor (con mayúscula) donde la palabra no es adonai, el título divino, sino adoni, “mi señor, el rey (humano).” La falsa impresión es así creada de que el Mesías es aquel único Señor Divino ya que en todas sus 449 ocurrencias adonai aparece en Español como Señor (con mayúscula inicial). El Cambridge Bible for Schools and Colleges señala que la Versión Revisada “ha arrojado correctamente la letra mayúscula de la palabra señor (en el Salmo 110:1), por ser de la naturaleza de una interpretación. Mi señor (adoni) es el título de respeto y reverencia usado en el Antiguo Testamento para dirigirse o para hablar a una persona de rango y dignidad, especialmente un rey (Gén 23:6; 1 Sam. 22:12 y con frecuencia).”

 

     La distinción consistente entre las referencias divinas y humanas, indicada por una diferencia vital en la puntuación de la palabra Hebrea Señor, ha sido ignorada o tergiversada en la traducciones, notas de la Biblia y los comentarios bajo la presión del dogma Trinitario. La corrección de “Señor” a “señor” en la Versión Revisada del Salmo 110:1 fue preservada en la Versión Estándar Revisada (VSR) y en la Nueva Versión Estándar Revisada (NVSR). Está también correctamente traducida en el Jewish Publication Society Translation, en la versión Moffat, y en el Nueva Biblia Americana Católica Romana. Otras traducciones modernas continúan dando la impresión de que el oráculo de la Biblia Hebrea sobre el Cristo, tan precioso para el Cristianismo apostólico, coloca a Jesús en la categoría de Deidad. La opinión duradera albergada de que Jesús es el Señor Dios debería ceder el paso al testimonio bíblico de que él es de hecho el Señor Mesías, el humano superior de David, el único agente humano del único Dios de Israel. La aplicación de los textos de Yahweh del Antiguo Testamento a Jesús significa que él obra en nombre del único Dios, su Dios y Padre. Esto no significa que él es Yahweh. Cuando, no obstante, Jesús es llamado “señor,” “el Señor Jesús,” “el Señor Jesucristo,” “El Señor Cristo” y “nuestro Señor,” esto no es positivamente  una indicación de que él es Yahweh. Estos títulos nos informan que él es el Señor Mesías como está especificado por el texto Cristológico fundamental en Salmos 110:1.

 

     El Apóstol señalado de Jesús siguió el argumento del Salmo 110:1 de su maestro cuando él describió la posición del Mesías en relación con Dios. Con la Biblia Hebrea en mente, Pablo cuidadosamente distingue, en una declaración en forma de un credo crítico, entre el “único Dios, el Padre,” y el “único Señor Jesucristo.” Pablo no ha repartido el Shema de Israel entre dos personas. Esto sería abandonar su precioso credo Judío. Pablo de hecho hace una clara declaración unitaria: “no hay más que un Dios...Sólo hay un Dios, el Padre” (1 Cor. 8:4,6). El luego reclama para Jesús una posición de señor basada en la afirmación Cristológica central, a través de un oráculo divino, de que él es el prometido “mi señor, el Rey Mesías, el ungido del Señor” (Salmo 110:1; Luc. 2:11): “Hay un solo señor Jesús Mesías” (1 Cor. 8:6). Este es su máximo título oficial. Pedro igualmente había proclamado en Hechos 2:34-36, con autoridad apostólica derivada del Mesías, que Jesús era el señalado Señor Cristo, de acuerdo con el Salmo 110:1, como distinto y como el siervo del Señor Dios.

 

     Ni los Judíos ni Jesús malinterpretaron su propio lenguaje en este asunto crítico de definir a Dios y a su Hijo. Ellos nunca pensaron que el Salmo 110:1 había introducido distinciones en la Deidad o que Dios se estaba hablando a sí mismo. Es únicamente leyendo un punto de vista Trinitario o Binatario dentro de este texto que puede ser sostenida la afirmación de que el Mesías sería completamente Dios. El “señor” esperado por el rey David sería ambos, su descendiente o hijo, además de su superior y amo, pero enfáticamente no Yahweh mismo. El Salmo 110:1 se alza como una barrera contra cualquier expansión de la Deidad en dos o tres personas. La evidencia de las Escrituras Hebreas son contradichas por la sugerencia de que el Nuevo Testamento ve al Hijo de Dios como un miembro de la Deidad. La ortodoxia  tradicional ha sustituido su propia definición de Señor, como si aplicara a Jesús, y adelantaron la idea extraordinaria y anti-Hebrea de que Dios es más de una sola persona, en oposición  a la declaración definitiva del oráculo-Salmo 110:1.

 

     En un artículo con el título “God or god?: Arianism, Ancient and Modern,”32 Donald Macleod termina con un grito a favor del Trinitarianismo ortodoxo por medio de insistir, “No podemos llamar a una criatura, por más  glorioso que sea, Señor!” El parece haber pasado por alto el hecho de que David, en su declaración profética inspirada sobre el Mesías, un texto precioso para Jesús y usado por él en controversia para silenciar la oposición,  de hecho sí designa al Mesías como su exaltado señor (adoni) humano. Desde tiempos antiguos hasta ahora esta perla Cristológica de gran precio ha sido desechada. En el fascinante estudio de Bart Ehrman The Orthodox Corruption of Scripture él registra una extensa evidencia de la alteración deliberada de los manuscritos del Nuevo Testamento (algunas semejantes corrupciones se abrieron paso dentro de nuestras traducciones) en donde Jesús es llamado Dios en lugar de Cristo. En la cita del Salmo 110:1 en Lucas 20:42 el texto de la armonía Persiana de los Evangelios ha sido cambiado de modo que éste ya no se lee más: “El Señor dijo a mi señor” sino “Dios dijo a mi Dios.” La ausencia de cualquier semejante división de la Deidad en el texto verdadero de la Biblia no ha prevenido al ortodoxo de imponer en los registros inspirados, si por una manipulación real con los documentos o en comentarios, una substitución alarmante de un título de la Deidad para el Mesías.

 

     Los Cristianos del Nuevo Testamento ciertamente concordarían de que Jesús funcionó como su agente en el rol de Yahweh. De que él fuera realmente Yahweh era impensable. Sus confesiones sobre esta materia son claras. ¿Cómo entonces los seguidores íntimos de Jesús definieron la posición de su maestro? Jesús estaba profundamente interesado en esa pregunta. El deliberadamente les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mateo 16:15). Su respuesta es crucial para nuestra comprensión de la fe Cristiana.

 

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